La ginebra es un invento holandés de mediados del siglo XVI, mientras que el gin es la versión inglesa de esta bebida. Y la palabra «gin» no es otra cosa que la contracción sintáctica de «ginebra».
El nacimiento de la ginebra se dio cuando a mediados del siglo XVI un profesor de medicina holandés, de apellido Sylvius, maceró bayas de enebro en alcohol con fines diuréticos. Tenía propósitos medicinales hasta que Lucas Bols tuvo la genial idea de destilar estos macerados y embotellar el producto bajo el nombre de ginebra.
Pero resulta que este delicioso brebaje, muchos años después, tuvo uno de sus mayores éxitos en Gran Bretaña. El gobierno aprovechó para gravar la importación de ginebra con mayores impuestos. A los ingleses no les quedó otra que destilar por sus propios medios.
Fue recién en 1895 cuando James Burrough, un entrenado farmacéutico, desarrolló una fórmula magistral, logrando un estilo más seco y con un alcohol más refinado, que se denominó formalmente London Dry Gin, estilo que hoy continúa siendo predominante en todo el mundo. El Dr. Burrough fue el fundador de la emblemática marca Beefeater. Y después de su éxito continuaría apareciendo más marcas que hasta el día hoy nos permiten disfrutar del histórico gin.